Contemos un micro

Cada quien hacía su trabajo. El piloto percutó el misíl que tiñó de sangre la ciudad, los grupos de rescate prestaban ayuda a los sobrevivientes, y recogían los cadáveres, mientras el fotógrafo buscaba la mejor toma para ganar un Pulitzer.

Aquel pájaro observó angustiado como las llamas se acercaban raudamente hacia el árbol donde había construído su nido.

Desesperado, intentó huir, pero al echar vuelo, una de las lenguas de fuego hizo presa de sus alas y las incendió.

Las batió intentando salvarse, pero comenzó a descender vertiginosamente; cuando cayó en aquel campo vecino, inclinó la cabeza para morir, y mientras sus alas caían abatidas, tomaron contacto con el pasto, iniciándose así un nuevo incendio.

Después que te asesinaron cobardemente, tu voz muda se multiplicó por enormes gritos silenciosos de los que permanecíamos aquí, y fue entonces cuando me dí cuenta del estrepitoso ruido que hacía tu silencio.

Que bonito lo que encierra este micro detrás de la tragedia. Hay voces que nunca se apagan y hay silencios estrepitosos estoy de acuerdo Estela.
Precioso!.

Lo había leído anteriormente. A veces las desgracias vienen en cadena, es inevitable. Muy, pero muy bueno Estela. Eres muy grande en esto. Besos.

El joven periodista enfureció cuando lo obligaron a bajarse del helicóptero. Debía viajar también la esposa del ministro, y no cabía un ocupante más. Maldijo haber cedido su puesto a la fuerza, lo que le acarrearía un inesperado retraso. Sin embargo, cambió de opinión rápidamente cuando ante sus ojos, la aeronave estalló en el aire, pocos segundos después de despegar.

Dura y estremecedora narración en poquísimas palabras con ingredientes de suspenso que se resuelven en un cierre magnífico.

!Felicitaciones! te superas a ti misma...

Gracias Estela, por estar siempre.
Besos.

No sólo me encanta tú, también me encanta como escribes.

Dante, una amiga, Bárbara venía en su carro con su esposo y su hija. Detrás venían otros familiares porque iban en caravana a la playa. En una bomba de gasolina, ellos se detuvieron y entonces ella aprovechó para ir al baño. Cuando se va a subir al carro, su cuñado que venía detrás y unos sobrinos se habían pasado para el de ella, entonces no le quedó más remedio que cambiarse al otro, y bueno unos segundos después de salir de la gasolinera, el carro donde ella venía se lo llevó una gandola (un camión) y no quedó nadie vivo, se mató su esposo, su cuñado y sus sobrinos. Ella y su hija se salvaron porque definitivamente no le tocaba morir ese día. Su cuñado y sus sobrinos se cambiaron por ella. Si, te creo estas historias suceden en el mundo.

No era su culpa poseer aquel comportamiento insultador de tan baja estofa. En sus severos desequilibrios de insania mental, no podía discernir lo malo de lo bueno. No era ella quien causaba daño, sino los fantasmas que dominaban sus emociones.

La fuerza de este micro -como siempre cuando escribes- es su trágica realidad.
Tienes un don especial para narrar con muy pocas palabras las tragedias cotidianas. Ahí estás tú, con tu mirada y tus letras, para que no nos pasen como un acontecimiento más.
Besotes.

deben haber considerado que ya que decía "saldo" podían tomarlo mas barato...digamossss gratis.

Muy bueno! con tu estilo particular...

Besos

María quería dormir y Airam, deseaba salir al sol, la primera lloraba al sentir a su hermana tirar de ella, ...siempre hacía su voluntad. Era inútil resistirse, por algo Dios las había unido para siempre.

Gracias Dejavú, no soy muy buena con los micros, pero algo me invento.

Rompió todos mis sueños señor Juez. Aquella noche mientras me azotaba y sangraban mis mejillas, supliqué. Tenía mucho miedo, dudé hacerlo. Pero era su vida o la mía. Maté a mi marido, estoy confesa. Pero aún conociendo mi destino, siento que al fín gané mi libertad.

El plomo que tenía Raúl en la sangre, no pesaba en la conciencia de los responsables. Con frecuencia debía lavar su piel, para desprenderse de los volátiles desechos tóxicos que arrastraba la brisa de Abra Pampa. Era tan sólo un niño, por eso, no podía diferenciar cual de las escorias causaba más daño, si la que respiraba, o la que gobernaba irresponsablemente de espalda al problema, doblegada a sus propios intereses.